La industria automotriz global, un barómetro sensible de la salud económica y los cambios tecnológicos, ha sido testigo de cómo uno de sus titanes, Nissan Motor Co., se enfrenta a una de las crisis más severas de su historia reciente. El anuncio realizado por el fabricante japonés en noviembre, sobre un recorte de 9,000 puestos de trabajo, fue solo el preludio de una situación aún más grave.
Esta medida drástica se produjo tras una alarmante caída del 94% en sus ingresos netos durante el primer semestre fiscal, un desplome directamente vinculado a la contracción de sus ventas en mercados cruciales como Estados Unidos y China.
La situación se tornó aún más sombría con la información difundida por la radio japonesa NHK, que aseguró que Nissan planea despedir a otros 10,000 empleados a nivel global. De confirmarse, esta cifra elevaría el total de recortes de plantilla a aproximadamente 20,000 trabajadores, lo que representa cerca del 15% de su fuerza laboral mundial. Este masivo ajuste no es solo una cifra estadística; implica una reestructuración profunda con consecuencias humanas significativas y un replanteamiento estratégico fundamental para la compañía.
Los Orígenes de la Tormenta
La crisis de Nissan no es un fenómeno repentino, sino la confluencia de múltiples factores que han erosionado su competitividad y rentabilidad.
El Legado de la Era Ghosn y sus Secuelas: La abrupta caída y arresto de Carlos Ghosn, el arquitecto de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, dejó un vacío de liderazgo y desató una crisis de gobernanza interna. La era Ghosn se caracterizó por una agresiva política de expansión y objetivos de ventas ambiciosos, que, en retrospectiva, podrían haber llevado a una sobreextensión de la capacidad productiva y a una presión insostenible en ciertos mercados. La lucha de poder interna y las tensiones con Renault tras su partida también han dificultado la toma de decisiones ágiles y cohesivas.

Debilidad en Mercados Clave
Estados Unidos: Nissan ha luchado por mantener su cuota de mercado frente a una competencia feroz. Una estrategia previa de fuertes descuentos para impulsar el volumen erosionó la imagen de marca y los márgenes de beneficio. La renovación de su portafolio de productos, especialmente en el lucrativo segmento de SUVs y camionetas, ha sido más lenta que la de sus rivales.
China: Aunque durante un tiempo fue un motor de crecimiento, el mercado chino se ha vuelto increíblemente competitivo, con el auge de marcas locales y una mayor sofisticación de los consumidores. Las tensiones comerciales globales y la desaceleración económica también han impactado las ventas.
Cartera de Productos y Estrategia Tecnológica: La compañía ha sido percibida como algo rezagada en la electrificación total en comparación con algunos competidores, a pesar de haber sido pionera con el Nissan Leaf. La inversión en nuevas tecnologías, conducción autónoma y servicios de movilidad requiere ingentes cantidades de capital, en un momento en que los beneficios se desploman. Además, algunos de sus modelos clave en segmentos de volumen comenzaban a mostrar signos de envejecimiento frente a propuestas más frescas de la competencia.
Ineficiencias Operativas: La expansión global, si no se gestiona con una disciplina férrea, puede derivar en una duplicación de esfuerzos y en plantas con baja utilización, afectando la rentabilidad. Los recortes de empleo y la posible reducción de la capacidad productiva global son un intento de atajar estas ineficiencias.
El Camino Hacia la Recuperación
El plan de reestructuración de Nissan, denominado “Nissan NEXT”, busca precisamente abordar estos desafíos, enfocándose en la racionalización de costos, la optimización de la producción, y la concentración en mercados y segmentos donde puede ser más competitivo. La renovación de modelos icónicos y la apuesta por tecnologías como e-POWER son pasos en esta dirección.
Sin embargo, el entorno sigue siendo volátil. La competencia no da tregua, la transición tecnológica es costosa y los mercados pueden cambiar rápidamente. La capacidad de Nissan para ejecutar su plan de recuperación, recuperar la confianza de los inversores y consumidores, y navegar las complejidades de la Alianza será crucial para su supervivencia y futuro éxito. La drástica reducción de su fuerza laboral es un doloroso testimonio de la magnitud del desafío que enfrenta el gigante japonés para volver a la senda de la rentabilidad y el crecimiento sostenible. La pregunta que queda en el aire es si estas medidas, aunque severas, serán suficientes y llegarán a tiempo para revertir una tendencia tan preocupante.