Es cierto que muchas veces la creación opaca al artífice, sin embargo la historia automotriz no se erigió sola. En ocasión elegimos únicamente a tres personajes -de las decenas e incluso cientos que son- que contribuyeron sensiblemente al levantamiento de esta gran industria.

Preston Tucker quería verdaderamente romper el molde

La incursión de Preston Tucker en la industria fue algo azarosa, encontró una forma de subsistir gracias a la habilidad de reparar y “perfeccionar” autos prácticamente en desuso  y venderlos, su madre al ver esta cualidad lo motivó a trabajar en Ford.

Sin embargo esta habilidad fue la que motivó su despido de Ford ya que Tucker quería modificar autos de la marca del óvalo azul sin el consentimiento correspondiente, por lo que decidió crear su propia marca de autos.

Preston Tucker tenía en su ADN el mismo que la enorme mayoría de los norteamericanos: la pasión por inventar.

El destino que tuvo su empresa no fue la idónea, la versión oficial es que los problemas de financiamiento de toda empresa emergente fue el motivo que llevó al cierre prematuro, otros dicen que el único modelo de calle que presentó el Tucker 48 asustó a las armadoras de Detroit orquestando un boicot.

El Trucker 48 o Trucker Toperpedo –como algunos le apodaban- y del cual únicamente se produjeron 50 unidades fue un adelantado a su tiempo por ejemplo las ruedas se impulsaban desde el motor, montado atrás, mediante una transmisión automática que hacía su desplazamiento mucho más suave.

Aerodinámico. Futurista. Innovador: motor trasero, frenos de disco, combustible a inyección, todos los instrumentos en el diámetro del volante, cinturones de seguridad, faros delanteros giratorios, vidrios a prueba de astillarse.

La velocidad que alcanzaba el Torpedo era de 160 Km/h para la época impensable, pero con un consumo de hasta 12 km/l, algo aún más impensable. Pero Trucker sabía que no sólo era ir veloz, sino frenar por lo que diseñó los frenos de disco.

El Tucker era un modelo donde prevaleció el concepto, muy adelantado para la época, de la seguridad. El tablero acolchado con las perillas agrupadas y empotradas detrás del volante para no causar daños a sus ocupantes en caso de accidente.

Además, tenía tres faros, con luz cuya intensidad disminuía automáticamente al acercarse otro carro. ¿Le suena? Actualmente autos de gama alta lo presumen como parte de sus aportaciones tecnológicas.

Preston fabricó 51 (50 y un prototipo), de los cuales sobreviven 47, casi todos en manos de coleccionistas

De la fábrica sólo lograron salir 50 Trucker Torpedo, la historia oficial dice que se inició una  Investigación gubernamental para proteger al consumidor, la situación se complicó cuando se evidenció –aseguran- que, pese a sus promesas, Tucker de hecho no había iniciado la fabricación del vehículo, tenía casi 300,000 pedidos que no podía cumplir y el gobierno de Estados Unidos lo obligó a cerrar.

Hoy en día un Torpedo ha alcanzado en subastas el precio de 2.9 millones de dólares, todo un consentido de la industria automotriz.

Iacocca consideró postularse para presidente contra George HW Bush, pero cambió de opinión

En 2015 el Ford presentó la sexta generación del Mustang, presumía  haber vendido poco más de 9.2 millones de unidades y por supuesto, contando. Entre sus innovaciones esta la nueva suspensión independiente, incluso un nuevo motor Ecoboost de 4 cilindros, igual de emocionante que un V6, pero con consumos propios de un sedán.

Nacido el 15 de octubre de 1924, en Allentown, Pensilvania, hijo de inmigrantes italianos, Lee Iacocca en los años 50 fue a trabajar para Ford Motor Company como ingeniero luego de terminar la universidad.

Pero si nos vamos al origen, el Ford Mustang tuvo un padre, se llamó Lee Iacocca. Su genialidad se debió a que entendía a su consumidor, sin imaginar que crearía una leyenda pidió a los diseñadores construir no el mejor, sino el más barato de los autos deportivos. Los estadounidenses no querían el mejor el motor deportivo sino la apariencia.

El Mustang se vendió más en su primer año que cualquier otro automóvil de Ford, batiendo todos los récords, incluso en una agencia de Chicago tuvieron que llamar a la policía debido a los fervientes compradores que se abalanzaron para ser dueños de un pony.

En los primeros años de la década de 1960 fue el encargado de la creación del exitoso Mustang presentado en abril de 1964. Por desgracia la relación con Henry Ford II se fue desgastando hasta que en 1978 el nieto de Henry Ford lo despidió.

Algunos dicen que todos tenemos en la vida un gran e irrepetible logro, sin embargo Iacocca tendría más, destituido del cargo de Presidente de Ford en 1978 debido a sus divergencias con Henry Ford II, fue contratado como presidente y director ejecutivo de Chrysler Corporation, empresa que atravesaba una mala situación, tan solo el trimestre que estaba por terminar mostraba una pérdida de 160 millones de dólares.

Cinco años después de estar al frente de Chrysler pudo pagar las deudas que arrastraba la compañía y por si fuera poco, fue el artífice de las alianzas con otros grandes consorcios como Mitsubishi, AMC, Maserati y Lamborghini. Luego compró en su totalidad a las dos últimas.

Lee Iacocca también fue el creador del concepto de la Mini Van  de Chrysler, segmento que sería replicado por prácticamente todas las marcas años después.

“Entró en Ford como simple vendedor y revolucionó la compañía, tanto con sus ideas de marketing como ideando nuevos modelos. Su gran éxito fue el modelo Mustang, un coche de aspecto deportivo que se vendió a un precio económico y constituyó un éxito”, reza parte de su biografía.

Carroll Shelby revolucionó la velocidad al interior de Ford

El éxito de Mustang ya estaba comprobado sin embargo, los reinados no duran para siempre y el pony car por excelencia necesitaba ponerse a tono con las necesidades del mercado, Chevrolet Camaro le seguía los pasos muy de cerca y de vez en cuando le hacía sombra, además el consumidor había cambiado una vez más y ahora no sólo quería un auto con buena apariencia, sino que ahora el desempeño era vital, aún el tema de seguridad y consumos no eran tema.

En 1952, Carroll Shelby debutó como piloto de competición en la Grand Prairie Naval Air Station drag meet.

La respuesta vino de una estrella del circuito que brilló durante la década de 1950, con victorias en Estados Unidos y en Le Mans (Francia). Pero una afección cardiaca le obligó a abandonar su carrera deportiva y entonces se volcó en el diseño.

Pero para poder ser merecedor de “tocar la joya de la corona” antes Shelby tuvo que hacer un gran mérito. Su incursión en el mundo de la estética automotriz tuvo lugar en 1962, gracias al apoyo de Lee Iaccoca, para la producción de un roadster ligero de alta competencia con motor Ford, el Cobra Shelby, que se convirtió en un éxito en las carreras y entre el público.

Este deportivo poco domado fue presentado en Nueva York, tras este primer éxito, Ford le pidió que diseñara un modelo de Mustang de alta competencia. Se había reescrito la leyenda que sigue vigente hasta nuestros días: Mustang Shelby.

Sin embargo  la creación del Cobra por parte del Shelby no sería la única serpiente en su vida, también colaboró fuertemente en la creación del Dodge Viper y si queda duda de su genialidad, también sabía crear sedanes soberbios, el ejemplo con General Motors trabajó en la creación del Oldsmobile. Finalmente regresó a Ford en 2003, donde siguió colaborando hasta su muerte.

Héroes anónimos en la industria automotriz

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