Nunca es fácil ser “el chico nuevo” y más si tus hermanos son los malosos favoritos de los bikers; sin embargo, la Fat Bob hizo lo necesario para ser una de las favoritas de inmediato: llegar con un estilo agresivo y descarado, con unas prestaciones y una maniobrabilidad espectaculares.
Y no sólo esto, sino que con Fat Bob, Harley Davidson nos muestra que nunca se ha dormido en sus laureles, sin importar que sea una de las marcas más icónicas del orbe, aún tienen nuevos territorios que conquistar.
Y hablando de nuevas conquistas, después de manejar este “ejemplar” aún no nos ha quedado claro para qué rangos de edades va dirigida ya que encontramos que gustó a los más añejos fans de la marca como a los llamados millenials.
Y precisamente aquí es donde radica la magia, Fat Bob es una motocicleta que guarda celosamente los cánones de la marca, pero que representa muy bien el futuro. Harley Davidson no fue por el camino fácil, no la llenó de plástico y la diseñó con base en alguna marca japonesa, sino que demostró que existe un futuro, “en el metal”.
Uno de los cambios más notables en las Harley Davidson para el 2018 es su chasis. Este cuadro de acero al carbono, sigue llevando su característica amortiguación oculta, imitando un rígido. Además, gracias a un gran trabajo de diseño se ha reducido la cantidad de piezas usadas y el número de soldaduras, consiguiendo bajar el peso hasta en 17 Kg, aumentado además su rigidez un 65 %. Además, este chasis va acompañado de un nuevo basculante, también más ligero.
Pese a su aspecto robusto y dominante, la Fat Bot es muy manejable en relación con su peso. Su estrepitoso motor Milwaukee-Eight 107 con 1,745 cc de desplazamiento es capaz de mover sus 320 kilos de peso sin dificultad.
Para frenar a tan gran bestia, Harley-Davidson equipó la Fat Bob con un doble disco de frenos en la parte delantera y con un sistema antibloqueo de frenos (ABS), ya generalizado en el constructor de Milwaukee. Además, su asiento para el acompañante permite a dos vivir la experiencia Fat Bob.