Nada es para siempre. Las fiestas en donde llovía champagne al ritmo del jazz en fiestas que parecieran celebrarse en honor del emperador romano Calígula quedaron en el pasado, como en el pasado quedó el concepto Playboy que a toda costa intenta reconstruirse.

Nadie puede negar el valor editorial de Hugh y su emporio, que ahora, en manos de su hijo busca llegar al nuevo consumidor que no se muere por usar unas “trusas con un conejito en el resorte”, tampoco se muere por oler a una fragancia que usaría Mauricio Garcés (casanova número uno en la época de los 80, sobre todo en las pantallas de la televisión mexicana).

La restructuración lleva varios frentes, pero destacan la renovación de la revista, Playboy dejaría de lado los desnudos, apostarían fuertemente por Playboy Channel –contenido para adultos con sexo explícito- y vendería la icónica mansión para sanar sus finanzas con el dinero recaudado. Todo ya ha sucedido.

La mansión de Playboy fue vendida $ 100 millones de dólares a Daren Metropoulos, un joven de 32 años que precisamente tiene otra residencia a un lado. El millonario acuerdo supone una considerable rebaja respecto a su precio de salida, ya que cuando Hefner la puso a la venta este año pidió 200 millones.

El contrato de venta también estipula que Hefner, de 90 años, podrá residir lo que le resta de vida en la mansión, que compró en 1970 por un millón de dólares.

Del nuevo dueño de la mansión Playboy se sabe que es codirector de la firma de inversiones Metropoulos & Co, la cual incluye en su cartera la empresa de dulces Hostess y la cervecera Pabst. Según la revista Forbes, la fortuna familiar suma unos 2,4 millones de dólares. Parece que Daren se dedica a vivir la vida gracias al dinero de sus padres. 

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