Todos, hombres y mujeres por igual somos tras el volante, los jueces más críticos del desempeño de conductor que va a nuestro lado. Existe una especie de fenómeno que podemos nombrar como “sabiondo del volante” que se ve reflejado en una intransigencia inusitada al criticar un “mal manejo” de alguien ajeno a nosotros.

Estos errores pocas veces se perdonan y lamentablemente muchas veces mostramos nuestra frustración con una agresión que puede desencadenar en una situación que seguramente lamentaremos profundamente.

Pero les tenemos una noticia: no somos unos ases del volante, es más tal parece que los episodios de atascos vehiculares que a diario vivimos se debe precisamente a nuestro limitado cerebro. “actuamos como monos -sin agraviar a los monos- al volante” o al menos así lo sugiere un estudio llevado a cabo por CGP Gray, quienes plantean de un modo ameno y entendible las causas más frecuentes por las que se forman los atascos de tráfico y añade una solución tajante para evitarlas: que los humanos dejemos de conducir.

Y precisamente mucho se ha hablado respecto a este tema, tal parece que un mundo feliz será cuando los humanos dejemos de cometer errores y arbitrariedades tras el volante. ¿Cuántas veces hemos visto que una automóvil no cede el paso al peatón, o cambia de carril sin utilizar la direccional o frena en plena avenida abruptamente y sale por una entrada únicamente porque se equivocó de dirección?

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