No todo lo que brilla es oro y hoy más que nunca debemos de estar muy alertas de los alimentos que consumimos. Puede ser que en el empaque abunden plantas y ríos, cuando en realidad son harinas y azucares lo que comemos.

Un juguito de naranja por las mañanas. Si quieres obtener vitamina C con un vaso de jugo de naranja -aun y si es natural- ésta será acompañada de una gran cantidad de azúcar. Puedes optar por comer, con moderación, bayas rojas, kiwi, pimiento rojo y verde, tomates, espinaca, brócoli, fresas, pimientos verdes, coles de Bruselas y melón.

Sushi. Podría pensarse que el pescado que contiene está trabajando a nuestro favor; sin embargo, no ignoremos al arroz, la mayonesa, salsa rosa o queso crema; esto sin contar el paso del freído en aceite.

Barras energéticas. Miel, cacahuates, granola y edulcorantes artificiales… Las barras energéticas si han mostrado como los grandes combatientes del sobre peso, lo cierto es que los conservadores y azucares dañan más de lo que ayudan.

Cereales en caja. No por ser un alimento destinado para el desayuno se debe pensar que todos los cereales son “saludables”. Muchos de ellos, aunque poseen mensajes como “granos enteros” o “bajos en grasas”, igual contienen azúcar y productos químicos artificiales.

¿Pero qué comer entonces? Puedes probar con un bowl de verduras frescas, un sándwich de pollo con pan árabe o de pita, Atún con galletas integrales, un licuado de zarzamora con la leche de soya, un pudín de chía o una rodaja de melón.

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