Imagina que la industria automotriz en México se sienta a jugar ruleta rusa… y que cada disparo se llama “arancel”. Así de fuerte será el impacto de las nuevas medidas que el gobierno mexicano está preparando para 2026.

A partir de ese año, los autos que lleguen de países sin Tratados de Libre Comercio —como China, India, Corea del Sur o Tailandia— podrían enfrentar aranceles de hasta 50 por ciento. Esto significa que un coche que hoy cuesta $500 mil pesos podrían elevarse fácilmente a $700 mil… o más.

¿Por qué pasa esto?

Porque México decidió proteger su industria nacional y privilegiar a las marcas que producen en el país o dentro del bloque comercial de América del Norte. Además, ya existen aranceles temporales que van del 5 al 50% y estarán vigentes hasta abril de 2026, por lo que la presión sobre las marcas ya empezó.

Los que juegan con bala real

Aquí están los valientes —o inconscientes— que dependen de importar autos completos desde países sin Tratado de Libre Comercio con México.

BYD, Chirey, Omoda-Jaecoo, GWM y compañía tienen la bala apuntando directo a la sien: si siguen trayendo unidades desde China o Asia sin planta local, podrían enfrentar aranceles de hasta 50% en autos y 10–50% en autopartes.

Marcas que traen modelos desde India, Corea o Tailandia también sudan frío: sin TLC, cada auto que cruce el Pacífico podría convertirse en una bomba de precio.

Y ni hablar de quienes compran acero o aluminio fuera de Norteamérica: el tiro no mata… pero sangra. Si no construyen planta o cambian el país de origen, más que ruleta rusa, esto será una ejecución económica en cámara lenta.

Los que giran el tambor con nervios

Algunos tienen un chaleco antibalas a medio coser. KIA respira gracias a su planta en Pesquería, pero cada unidad que venga de Corea es un clic incómodo. Hyundai está a medio camino: su portafolio es mitad protegido, mitad en la línea de fuego.

MG —la marca que se volvió omnipresente en México— juega con fuego: mucha de su oferta viene de China y Tailandia. JAC, que ensambla en Hidalgo, al menos trae chaleco… aunque no a prueba de todo. Están en ese punto donde el gatillo puede sonar… o no. La suerte no es estrategia.

Los que entraron con chaleco y casco

Otros ya conocen el juego y no piensan dejar que la ruleta los toque. General Motors, Ford, Toyota, Nissan, Volkswagen, Audi, BMW, Mazda, Honda y Stellantis tienen producción local o están dentro del T-MEC, lo que significa que juegan con el tambor vacío.

Los japoneses tienen además acuerdos bilaterales, y los europeos cuentan con el Acuerdo Global México-UE. No es que estén inmunes —los insumos también suben—, pero al menos no verán cómo sus precios se disparan un 50% de un año a otro.

Mientras otros sudan, ellos se sirven un café y observan cómo la competencia se pone el casco… de ejecución.

Lo que viene

El 2026 será un año clave: no solo entrarán en vigor estas medidas, también se revisará el T-MEC, lo que podría endurecer aún más las reglas del juego.

En pocas palabras:

  • Las marcas sin producción local tendrán que adaptarse o desaparecer.
  • Las que producen en México o dentro del T-MEC saldrán fortalecidas.
  • Y los consumidores… sentirán la diferencia en su bolsillo.
  • La ruleta rusa automotriz ya está girando.
  • Y en este juego, no gana quien tiene suerte… gana quien planea a tiempo.

Autos más caros y marcas en jaque: así será la ruleta arancelaria

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