“Un buen modisto debe ser: arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida”…así pensaba el diseñador vasco Cristobal Balenciaga, aquél que abrió su primer taller de alta costura en 1917 con tan sólo 22 años, evolucionando en cada trazo la excelsa figura femenina, lo cual le sirvió para construir una de las firmas más exclusivas en la industria de la moda, misma que hoy, por instantes, estuvo contras las cuerdas.

La espectacularidad de sus confecciones, lo llevó a ser considerado por sus colegas como “El Moliere de los diseñadores o el DaVinci del renacimiento de la seda y las crinolinas”.

La historia de Cristóbal Balenciaga empieza y termina con una máquina de coser. A los 12 años aprendió a utilizar la de su madre, Martina Eizaguirre, costurera de los marqueses de Casa Torres.

Expositores como: Elsa Shiaparelli, Madeleine Vionnet y Coco Channel, se rindieron a sus pies, incluso el legendario Christian Dior, dijo alguna vez que Balenciaga era como “el director de una orquesta y los demás diseñadores, eran los músicos que lo acompañaban en cada canción”.

Sus confecciones hechas a mano hicieron que Balenciaga, fuera popular entre la élite de Europa, de hecho, París fue el lugar que lo llevó a la gloria ya que sus exclusivos diseños se vendían diez veces más caros que los de Dior.

Dicen – los que lo conocieron- que Cristobal Balenciaga era un tipo que daba otro sentido al término disciplina, a tal grado que sus empleados tenían prohibido platicar, reír o escuchar música y lo que algunos podrían considerar una especie de esclavitud, otros tantos afirman que esa rigidez, lo llevó a conquistar el mundo, ese mismo que en cada Fashion Week, cae rendido a sus pies, haciendo suyos los tabloides con cada campaña publicitaria.

Sin embargo, como en casi todas las historias, no hay una línea recta. La narrativa normalmente de un acontecimiento puede ser descrito como una montaña rusa de emociones y Balenciaga esta vivienda una abrupta caída que no provoca risa.

Y es que sus campañas han estado en el ojo del huracán, como las que lanzó el 16 noviembre del 2022, presentando su colección “Balenciaga Gift Shop”, donde los protagonistas fueron menores de edad, quienes cargaban bolsos de mano en forma de osos de peluche destruidos y vestidos con lo que para muchos eran prendas “bondage”, desatando la furia de internautas y de la misma sociedad… la polémica fue mayúscula.

“Garde-Robe 2023”, fue otra campaña que llamó mucho la atención por su ambientación, ya que se trataba del lanzamiento de la nueva línea de bolsos de la marca, siendo la Balenciaga X Adidas Hourglass, la que se llevó los reflectores y no tanto por su costo de $3 mil dólares, sino que aparecía encima de unas copias impresas del fallo del año 2008 de la Corte Suprema de Estados Unidos en materia de pornografía infantil.

De inmediato la firma comenzó a tomar medidas legales contra los presuntos responsables.

En uno de los anuncios se puede ver incluso un fragmento de la página 11 de la sentencia del caso ‘Ascroft v. Free Speech Coalition’, en 2008, por el que la Corte Suprema de Estados Unidos se pronunció en torno a la pornografía infantil virtual.

En medio del vendaval, Balenciaga, presentó una demanda de más de $25 millones de dólares ante el tribunal de Nueva York, Estados Unidos, contra la productora North Six y Nicholas Des Jardins, encargado de diseñar la campaña “Garde-Robe”, iniciando una batalla legal.

Por un lado, la firma dejaba en claro que los documentos se habían puesto sin su consentimiento y por el otro, Des Jardins, argumentó que esas hojas estaban en unas cajas que pertenecían a una empresa de utilería.

En el caso de los osos de peluche, sí se reconoció el error de haber usado a menores de edad, explicando que fue una “elección errónea combinada con un fracaso en la evaluación y validación de imágenes”, haciéndose responsables de los daños. Cabe señalar que la polémica comenzó cuando la revista “Bussinnes of Fashion” dio marcha atrás al reconocimiento que le iban a dar a Demna Gvasalia, director creativo de la marca, porque dijeron: “la seguridad de los niños la tenemos en la más alta consideración”

El fotógrafo de National Geographic y ganador del World Press Photo en 2021, Gabriele Galimberti, fue el encargado de realizar ese shooting de osos de peluche con lesiones en la boca, ojos con moretones, atuendos con arneses de cuero y copas de vino…

Gabriele Galimberti, fotógrafo de National Geographic y ganador del World Press Photo en 2021.

Finalmente, Balenciaga, retiró en menos de 24 horas las fotografías de todas sus plataformas digitales, además de pedir disculpas en un comunicado en Instagram, reconociendo en todo momento, que ese trabajo fue inapropiado.

El eco fue mayúsculo y la indignación en algunas celebridades del espectáculo fue evidente, a tal grado de poner en duda sus futuras colaboraciones con Balenciaga, como el caso de la socialité Kim Kardashian, quien, vía redes sociales, reveló la conmoción que le generaron esas imágenes, calificándolas de “perturbadoras”, asegurando que “cualquier intento de normalizar el abuso infantil de cualquier tipo, no debe tener cabida en nuestra sociedad”.

Otra figura que alzó la voz fue la cantante Dua Lipa, quien de acuerdo a la revista Vogue, durante el “Future Nostalgia World Tour”, hizo manifestaciones simbólicas al vestir jumpuits coloridos, de la casa Balenciaga, sin embargo, en el concierto de Albania, realizó dos cambios de vestuario, ahora de la marca Mugler, evitando a toda costa su relación con la firma española.

Dua Lipa había mostrado su preferencia por Balenciaga, sin embargo, después de la polémica campaña la cantante cambió inmediatamente su vestimenta y la de sus músicos.

Es así, como el emporio de Cristobal Balenciaga, el mismo que se inspiraba en los artistas Velázquez, Goya y Picasso, para crear piezas únicas de la moda, que vestían orgullosamente Jacqueline Kennedy, Greta Garbo, Carole Lombard, la reina Fabiola de Bélgica y la condesa Mona Bismarck, pasó un trago amargo, un momento difícil de entender, donde hay más dudas que respuestas.

Balenciaga del cielo al infierno por polémicas campañas

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