La Unión Europea impuso aranceles severos a los coches eléctricos de origen chino tras concluir que muchas de estas marcas reciben subsidios irregulares por parte del gobierno de Pekín. El castigo no fue uniforme: algunas compañías afrontan tasas más elevadas en función de su grado de cooperación con la investigación de Bruselas. En el caso de BYD, la sanción alcanza un 30.7 por ciento.
Lejos de frenar su expansión, el gigante chino ya tiene diseñada una estrategia para eludir esos costos: fabricar todos sus eléctricos destinados al mercado europeo dentro del propio continente a partir de 2028. Así, no sólo neutralizaría el efecto de los aranceles, sino que además reduciría gastos logísticos al acortar la cadena de distribución.
Plan de producción en Europa
Durante el Salón del Automóvil de Múnich, Stella Li, vicepresidenta de BYD, confirmó a Reuters que la compañía se prepara para una producción masiva en suelo europeo.

El calendario ya está en marcha:
- Hungría: la primera planta totalmente europea de BYD abrirá antes de que termine 2025.
- Turquía: en 2026 entrará en operaciones la segunda fábrica de la marca.
- Tercer emplazamiento: aunque no hay confirmación oficial, las apuestas apuntan a Alemania como sede natural por su peso en la industria automotriz.
Con estas tres instalaciones, BYD confía en librarse de las medidas proteccionistas europeas y consolidar su presencia regional. Preguntada sobre los plazos, Li fue clara: “Dadnos entre dos y tres años”. Eso significa que hacia 2028 —o incluso antes— todos los BYD vendidos en Europa serán de producción local.
Apuesta reforzada por híbridos enchufables
La respuesta del público fue tan positiva que la compañía planea introducir tres o cuatro modelos PHEV adicionales en el corto plazo. Según Stella Li, en apenas “uno o dos años nuestros híbridos enchufables dominarán las ventas en Europa”.
Esta ofensiva no se limita a la marca principal. Denza y Yangwang, sus filiales premium, también incorporarán mecánicas enchufables a su portafolio europeo, ampliando la oferta para clientes de mayor poder adquisitivo.
La jugada de BYD es estratégica: convertir la adversidad en oportunidad. Los aranceles europeos, diseñados para frenar a los fabricantes chinos, han acelerado la decisión de producir localmente, lo que podría generar miles de empleos en la región y dar un aire de legitimidad a una marca que busca ser percibida como “europea” en Europa. A la par, la diversificación hacia híbridos enchufables confirma que BYD no quiere depender de una sola tecnología, sino adaptarse a la transición energética con pragmatismo y rapidez.