Un revelador análisis dirigido por el Children’s Hospital of Philadelphia (CHOP) y publicado este lunes en la prestigiosa revista Pediatrics, encendió las alarmas en la comunidad médica y parental.

El estudio, fundamentado en el seguimiento de más de 10,000 adolescentes en Estados Unidos, establece una correlación preocupante: entregar un smartphone a un niño antes de los 12 años incrementa drásticamente sus vulnerabilidades físicas y mentales.

Cifras alarmantes: La salud en juego Los datos son contundentes y dibujan un escenario de riesgo escalonado. Los niños que poseían un teléfono inteligente a los 12 años mostraron, en comparación con sus pares sin dispositivo:

  • Un 31% más de probabilidad de sufrir depresión.

  • Un 40% más de riesgo de obesidad.

  • Un 62% más de probabilidades de padecer falta de sueño.

La investigación subraya una tendencia crítica: cuanto más temprana es la edad de adquisición del móvil, mayores son los riesgos para la salud, impactando severamente en el peso corporal y la higiene del sueño.

Un cambio de paradigma en la salud adolescente El Dr. Ran Barzilay, psiquiatra infantil del CHOP y autor principal, advierte que estos hallazgos “obligan a tratar los smartphones como un factor relevante en la salud adolescente”. La combinación de sedentarismo, presión social y exposición continua a pantallas parece estar amplificando vulnerabilidades en edades cada vez más tempranas.

El estudio, basado en el Adolescent Brain Cognitive Development Study (2016-2022), llega en un momento crucial: actualmente, la mitad de los niños estadounidenses ya tiene un smartphone a los 11 años. Si bien la posesión es más prevalente entre niñas y niños de minorías en hogares con menos recursos, los investigadores aclaran que los efectos negativos son específicos del smartphone, habiendo aislado la influencia de otros dispositivos como tabletas.

El sueño: La primera víctima silenciosa Uno de los puntos más críticos del informe es el deterioro del descanso. Según el Dr. Jason Nagata de la Universidad de California, casi el 17% de los niños de 11 a 12 años son despertados por notificaciones en mitad de la noche. La luz azul y la estimulación constante no solo alteran el ritmo circadiano, sino que afectan el rendimiento cognitivo y el bienestar emocional.

Recomendaciones: Supervisión y límites físicos Aunque expertos como la Dra. Jacqueline Nesi (Universidad Brown) recuerdan que establecer una causalidad definitiva es complejo, coinciden en que hay evidencia suficiente para la cautela. La recomendación de los especialistas es unánime y práctica: retirar los teléfonos del dormitorio durante la noche es la intervención más sencilla y efectiva para proteger el desarrollo infantil.

No se trata solo de prohibir, sino de gestionar. El Dr. Barzilay enfatiza que la clave reside en cómo, cuándo y bajo qué supervisión se utiliza el dispositivo, promoviendo periodos de desconexión obligatoria para fomentar la actividad física, el único antídoto real contra los efectos adversos de esta nueva era digital.

El ladrón del sueño: Por qué los pediatras suplican sacar los teléfonos de las habitaciones infantiles

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