En la historia reciente de la industria automotriz estadounidense, pocas cifras han generado tanto ruido como las que hoy acompañan a Ford. Con 88 campañas de retiro en tan solo los primeros seis meses de 2025, el fabricante del óvalo azul no solo batió su propio récord: superó cualquier marca anual jamás registrada por un fabricante de automóviles en Estados Unidos. La pregunta es inevitable: ¿Qué está fallando en Ford?
La magnitud del problema
Durante el segundo trimestre de 2025, Ford emitió llamados a revisión, afectando a más de 3.3 millones de vehículos. Estos recalls involucraron una vasta gama de modelos, desde su icónica serie F, hasta SUVs como Explorer, Bronco, Expedition y modelos eléctricos como el Mustang Mach-E. Incluso Lincoln, su firma de lujo, fue arrastrada por el problema.
Las fallas abarcan desde deficiencias en las bombas de combustible, cámaras de reversa defectuosas, hasta problemas eléctricos que impiden abrir las puertas. En algunos casos, los vehículos pueden apagarse en plena marcha o dejar encerrados a los ocupantes. No se trata de detalles menores ni anecdóticos: hablamos de riesgos tangibles para la seguridad del usuario.
¿Una crisis anunciada?
Esta crisis no llega de forma inesperada. Desde hace más de tres años, Ford viene enfrentando severas críticas por la calidad de sus productos. En 2022, el propio CEO Jim Farley reconoció públicamente los errores, nombró a un “zar de la calidad” e incorporó métricas de seguridad en los bonos de los ejecutivos.
En 2023 y 2024, los recalls ya mostraban una tendencia preocupante, pero Ford se comprometió a mejorar sus estándares, incrementar pruebas y auditar fallas pasadas. Justamente esas auditorías internas son las que han desatado gran parte de las nuevas campañas: 33 de los 88 retiros en 2025 están ligados a fallas ya supuestamente corregidas, pero que fueron reabiertas o ampliadas. ¿Es esto una señal de transparencia o evidencia de una solución mal implementada?
El dilema de la proactividad
En defensa de la marca, Ford asegura estar adoptando un enfoque “más agresivo y preventivo” para no repetir los errores del pasado. De hecho, la compañía fue más rápida que otros fabricantes en identificar y reportar anomalías a la NHTSA (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras de EE.UU.).
Sin embargo, la cantidad y variedad de las fallas evidencian algo más profundo que buena voluntad. Las raíces parecen estar en procesos de control de calidad debilitados, integración de software apresurada y una transición aún inestable hacia los vehículos eléctricos. No olvidemos que modelos como el Mach-E ya han sido señalados por problemas de batería, electrónica y conectividad, áreas críticas en la nueva era de la movilidad.
¿Qué se espera de una marca líder?
Ford no es un jugador menor. Es un pilar histórico de la industria automotriz mundial, con presencia global, y en muchos casos, referente de innovación. Sin embargo, su liderazgo no puede medirse solo por volúmenes de venta o marketing emocional. También debe demostrar consistencia en calidad, confiabilidad y seguridad.
En este contexto, la cifra récord de recalls no solo golpea a la imagen de la marca: plantea dudas entre inversionistas, clientes, medios y reguladores. ¿Está Ford realmente lista para competir con rivales como Toyota o los nuevos titanes eléctricos como Tesla y BYD? ¿Puede sostener el discurso de reinvención mientras enfrenta una tormenta interna de este tamaño?
Ford atraviesa un momento de crisis técnica y de reputación. Si bien su enfoque más transparente en los recalls puede considerarse positivo, el volumen sin precedentes sugiere fallas estructurales que deben corregirse urgentemente. La industria observará de cerca los siguientes pasos: desde rediseñar procesos, revisar proveedores, invertir en calidad real (no sólo en marketing), hasta replantear cómo se gestiona el cambio tecnológico.
En los libros de historia automotriz, 2025 podría marcar un punto negro para Ford… siempre y cuando no se limite a corregir errores del pasado, sino a redefinir su futuro con base en la confianza y la seguridad del consumidor.