Los vehículos eléctricos tienen aún dos grandes temas por resolver: la autonomía que si bien en algunos casos ya rondan los 800 kilómetros, como es el caso de Lucid Air y el tiempo en que se cargan las pilas que van desde 20 minutos en una estación rápida hasta tres horas en un punto de carga doméstico, sin embargo, para este último punto, Ford podría tener la medicina correcta.

Como la mayoría de las firmas automotrices, los ojos de Ford están puestos en múltiples y variados desarrollos tecnológicos. No sólo en baterías de alta capacidad o modelos de largo rango, también en sistemas de carga que reduzcan significativamente los tiempos en las estaciones de recarga.

En este último punto, en el sistema de carga de los vehículos eléctricos, Ford está prestando especial atención, a través de un novedoso cable con una mejor refrigeración que es capaz de transmitir una mayor corriente que a su vez se traducirá en tiempos de recarga menores.

Michael Degner, líder técnico de Investigación e Ingeniería Avanzada de Ford comentó:

“Hoy en día, los cargadores tienen limitaciones en cuanto a la rapidez con la que pueden cargar la batería de un vehículo eléctrico debido al peligro de sobrecalentamiento. La carga más rápida requiere más corriente para viajar a través del cable de carga. Cuanto mayor sea la corriente, mayor será la cantidad de calor que se debe eliminar para mantener el cable en funcionamiento”.

Este revolucionario cable emplea un líquido como agente refrigerante activo. Ese líquido, del cual no se ha especificado nada, conseguirá liberar más calor del cable de carga, cambiando de fase líquida a vapor.

Ford piensa que es posible cargar un vehículo eléctrico, tan rápido como un coche térmico

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