La fuerza del ejercito espartano en la Batalla de las Termópilas, conquistó las salas de cine e hizo que la película 300, se convirtiera en el segundo film más exitoso del 2007, inmortalizando para la eternidad, esa batalla entre el Rey Leónidas y Jerjes I, personajes que realmente existieron, pero no como Frank Miller ni Zack Snyder nos lo presentaron en la cinta, ya que no medían tres metros, ni tenían voces graves… la historia fue muy diferente.

Esta batalla, ha sido tema de controversia por sus nulos detalles, mismos que historiadores han rescatado de manera favorable, a tal grado de revelar que esta lucha, se llevó a cabo entre agosto y septiembre del 480 a.C. en el lugar conocido como el Cañón de Termópilas o “Puertas Calientes”, nombre que se le dio por sus aguas termales, donde efectivamente el Rey Leónidas, con 60 años de edad, bloqueó el paso de 20 metros de ancho, para defender a Grecia, de una invasión persa.

¿Película 300, demasiada aderezada con elementos de ficción?

En 300, vemos como el ejército espartano es el único en luchar contra Jerjes I, un hombre de estatura alta, con cabeza rapada, montado en elefantes, pero según registros, era mucho más bajo, con barba, que no estaba en la primera línea de batalla, usando sólo caballos para combatir junto a su guardia personal, llamada “Los Inmortales”, debido a que siempre debían ser 10 mil soldados, vestidos con telas y no con máscaras doradas de samuráis, personajes icónicos japoneses, de los cuales, Frank Miller, es fiel seguidor y que no perdió oportunidad de hacerles un homenaje.

En el cine, también fuimos testigos de la hazaña de aquellos 300, pero en realidad, no fueron tan pocos. El general ateniense, Temistocles, propuso que se defendiera Atenas y fue así, como el ejército liderado por Leónidas de casi 7 mil 500 soldados, detuvieron durante tres días los ataques persas, hasta que al sexto, un granjero llamado, Efialtes, que no era jorobado por cierto, los traicionó por miedo y dinero, aspecto físico que quiso retratar el creador del comic, Frank Miller, para hacer referencia a la clásica práctica espartana llamada Eugenesia, aquella que consistía en perfeccionar la raza humana.

La realidad supera a la fantasía

Sobre esta práctica, el historiador griego Plutarco, escribió: “Si tras la evaluación el bebé demuestra estar fornido y robusto, el Estado ordena al padre que lo traiga y se le asigna uno de los 9000 lotes de terreno. Pero si es enclenque y deforme, lo tiran al llamado ‘sitio del rechazo’, un precipicio al lado del monte Taigeto. De esta forma, consideran la muerte del niño lo mejor para él mismo y para el Estado”, por lo tanto, los espartanos, no eran tan buenos y sí las realizaban.

Muchos nos asombramos al ver en la película, las tácticas de resistencia que eran enseñadas a los niños, las cuales, sí existieron. El festejo de los siete años se llamaba “agoge” que significa “creciente”, el cual era un programa de entrenamiento militar, que incluía, tutoría amorosa, baile, preparación social y caza, todo enfocado a la separación familiar. De hecho, este proceso, acababa a los 18 años, poniendo a prueba todas sus capacidades, para ganarse el derecho de sentarse a cenar con sus esposas, a la edad de 25.

En la cinta dirigida por Zack Snyder, el “agoge”, constaba de matar a un lobo, pero en realidad, esta celebración trataba de matar a esclavos con el mayor sigilo, porque si descubrían a los niños, los golpeaban de manera brutal y todo por ser desenmascarados, no tanto por el asesinato de otro ser humano. Los espartanos, tenían fama de ser esclavistas y explotar bruscamente sus capacidades, a tal grado de usarlos para su entrenamiento diario y como miembros de compañía en sus legiones.

Leónidas, sí fue un general de élite y aunque por su edad, pudo haberse quedado en casa, tal y como lo dictaban las leyes espartanas, prefirió luchar, es por eso que historiadores confirmaron que sí consultó un Oráculo, para combatir, en lugar de retroceder, ya que se cumplió una predicción muy famosa en Atenas… “la muerte de un Rey Espartano, salvaría a Grecia”, y así ocurrió cuando la armada aliada, tras enterarse de aquella derrota, regresó a Salamino, para ganar y retirar al ejército invasor para siempre.

¿Fueron 300 o más?

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