La crisis de los semiconductores volvió a golpear a México. Honda Motor suspendió esta semana la producción en su planta de Celaya, Guanajuato, una de las más importantes del grupo en América, debido a una interrupción en el suministro de chips electrónicos. Pero detrás de esta escasez no hay una simple falta de inventario: hay una disputa geopolítica que enfrenta a China con Países Bajos, y que amenaza con extenderse al resto del mundo automotriz.

El eslabón que se rompió: Nexperia

El conflicto gira en torno a Nexperia, un fabricante neerlandés de semiconductores adquirido hace algunos años por el consorcio chino Wingtech Technology. La empresa se especializa en chips “discretos”, pequeños componentes esenciales que controlan funciones básicas en los autos modernos: encendido, frenos, ventanas eléctricas, bolsas de aire o sensores.

A finales de septiembre, el gobierno de Países Bajos decidió intervenir y tomar el control de Nexperia, alegando razones de seguridad nacional y riesgo de transferencia tecnológica hacia China. Pekín consideró la medida un acto hostil y respondió suspendiendo o limitando las exportaciones de chips y materiales fabricados en territorio chino bajo la marca Nexperia.

El resultado fue inmediato: el flujo global de semiconductores se interrumpió, y marcas como Honda quedaron atrapadas en medio de una guerra tecnológica que no iniciaron.

Impacto directo en México y Norteamérica

La planta de Celaya ensambla el Honda HR-V y el nuevo Acura ADX para el mercado norteamericano. Con el suministro detenido, las líneas de montaje se detuvieron temporalmente, y los proveedores locales de autopartes comenzaron a ajustar turnos y entregas.

Aunque Honda no ha revelado fechas exactas para reanudar la producción, la compañía confirmó que “trabaja para minimizar el impacto” y evalúa alternativas de abasto. En la práctica, los distribuidores podrían experimentar faltantes intermitentes y retrasos en entregas durante las próximas semanas.

Un problema que trasciende fronteras

El golpe no se limita a México. Según reportes de Reuters y The Guardian, otros fabricantes europeos —Volkswagen, Volvo, Mercedes-Benz y Nissan— también han comenzado a reducir ritmo en sus plantas por la misma causa: la ruptura del suministro de Nexperia.

La crisis afecta sobre todo a Europa, donde estos chips se emplean en módulos electrónicos comunes en la mayoría de los vehículos. Bosch y Continental, dos de los principales proveedores globales de componentes, también han alertado sobre posibles retrasos si la situación persiste.

En Estados Unidos, analistas de la industria ya advierten que el impacto podría sentirse en los próximos dos meses, cuando los inventarios de chips almacenados en la región comiencen a agotarse.

La fragilidad del sistema

Lo más preocupante es que Nexperia no fabrica chips de alta gama, sino los más básicos. Su interrupción demuestra que la cadena automotriz mundial sigue siendo vulnerable, incluso en los componentes menos complejos.

La mayoría de los chips de Nexperia se empaquetan y prueban en China, aunque su diseño y propiedad intelectual sean europeos. Cuando las tensiones diplomáticas bloquean esa salida, la cadena completa colapsa: los wafers existen, pero los chips terminados no pueden salir al mercado.

Lo que viene para México

Para México, esta crisis puede ser una llamada de atención. Si el país aspira a consolidarse como hub automotriz de Norteamérica, necesita atraer inversión en semiconductores, especialmente en la etapa de empaquetado y prueba (backend), que hoy depende casi por completo de Asia.

El paro de Honda podría ser el primero, pero no el último. Si el bloqueo comercial se mantiene, otras marcas con operaciones en México —como Nissan, Mazda o Toyota— podrían verse afectadas por la misma escasez.

El freno de Honda en Guanajuato no es solo un problema de chips: es el reflejo de una guerra tecnológica global que enfrenta a Occidente con China, y que ahora alcanza de lleno a la industria automotriz.

En una economía donde cada sensor y cada microcontrolador cuentan, basta un conflicto a miles de kilómetros para detener una línea de producción entera en México.

Honda frena en Guanajuato por la guerra tecnológica entre China y Países Bajos

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