Las pantallas pasaron de ser un lujo en los segmentos premium a convertirse en estándar incluso en los autos más accesibles. Sin embargo, esa democratización llegó acompañada de críticas: sobrecarga de información, menús poco intuitivos y distracciones al volante.
Por ello, hoy asistimos a un fenómeno curioso: mientras algunos fabricantes presumen interiores dominados por superficies digitales, otros empiezan a preguntarse si tanta pantalla es realmente necesaria.
Hyundai y Audi dieron un paso audaz al mostrar prototipos sin la dependencia tradicional de grandes displays.
Hyundai Concept Three: un experimento radical
El Hyundai Concept Three, anticipo de lo que podría ser el Ioniq 3, eliminó por completo tanto la pantalla central como el cuadro de instrumentos digital. En su lugar, adoptó módulos “BYOL” (Bring Your Own Lifestyle), pequeños widgets que muestran información personalizable.

A ello se suma Mr. Pix, un asistente digital con el que los ocupantes interactúan mediante voz y gestos. La idea de Hyundai no es renunciar a la tecnología, sino replantear su interfaz: menos menús, más accesibilidad directa. Simon Loasby, jefe de diseño, fue contundente: “¿De verdad necesitamos una pantalla para todo? ¿No podemos hacerlo de otra manera?”.
Audi Concept C: minimalismo extremo
Por su parte, Audi presentó el Concept C, que también rompe esquemas. Su interior elimina casi todas las pantallas y se queda con una sola de 10.4 pulgadas que incluso puede ocultarse dentro del tablero. La apuesta es clara: reducir la contaminación visual y recuperar la serenidad del habitáculo.

El concepto no convenció a todos. Gorden Wagener, jefe de diseño de Mercedes, lo criticó con dureza: “Ese interior parece diseñado en 1995. No se puede ignorar una pantalla”. Para él, reducirlas envía un mensaje de “coche pequeño” y resulta inviable como solución masiva.
¿Qué piensan otros fabricantes?

Lejos de restar pantallas, Mercedes las ha multiplicado con su sistema MBUX Hyperscreen, que extiende más de un metro a lo ancho del tablero. Para Wagener, las pantallas transmiten sofisticación y forman parte de la identidad de lujo tecnológico de la marca.
Volvo y Polestar
Ambas marcas escandinavas siguen un camino intermedio: apuestan por pantallas verticales grandes (similar a un iPad), pero conservan botones físicos para funciones esenciales como volumen o desempañador. Su filosofía es reducir complejidad sin renunciar a la interfaz digital.
Tesla
El fabricante que marcó tendencia en este terreno es también el que más radical ha sido: un único display central domina sus cabinas. No hay relojes frente al conductor ni botones físicos. Sin embargo, esta decisión ha sido criticada por obligar al usuario a depender de menús incluso para funciones básicas.
BMW
BMW está mostrando un viraje curioso. Tras años de apostar fuerte por pantallas, ahora algunos concept cars como el i Vision Dee han explorado alternativas como parabrisas de realidad aumentada, en lugar de displays tradicionales. Esto sugiere que el futuro podría migrar hacia interfaces proyectadas en lugar de superficies táctiles.
Mazda y Toyota
Mazda mantiene pantallas de tamaño moderado y, a diferencia de la competencia, limita la interacción táctil mientras el coche está en movimiento. Toyota, por su parte, también ha sido cauta: si bien ofrece displays grandes, sigue defendiendo botones físicos en modelos como Corolla o RAV4.
¿Qué podemos esperar a futuro?
La industria está dividida entre dos visiones:
- La pantalla como símbolo de modernidad (Mercedes, Tesla, BMW en el presente).
- El regreso a lo esencial (Hyundai, Audi, algunas propuestas japonesas).
Ambos caminos no son excluyentes. Es probable que en el futuro veamos un equilibrio: pantallas más discretas, apoyadas por asistentes de voz, controles hápticos y realidad aumentada. El auto podría convertirse en un espacio menos saturado y más intuitivo, sin renunciar a la digitalización.
Lo que hoy vemos con Hyundai y Audi no es una simple moda, sino un debate de fondo: ¿queremos que el automóvil sea una extensión de un smartphone, o un espacio con identidad propia? La respuesta marcará la próxima década de diseño interior en la industria automotriz.