Este lunes, 23 de junio, se escribe una página en la historia para Stellantis, el conglomerado automotriz que alberga marcas tan icónicas como Jeep, Peugeot, RAM, y Fiat.

El ingeniero italiano Antonio Filosa asume oficialmente el cargo de consejero delegado (CEO), sucediendo a Carlos Tavares en un momento en que la industria automotriz global se encuentra en una de sus encrucijadas más complejas de la historia moderna.

Para Filosa, un veterano del grupo con una exitosa trayectoria revitalizando las operaciones en Sudamérica, la luna de miel será inexistente. Dos frentes de batalla de enorme magnitud se abren ante él: la potencial reinstauración de una agresiva política arancelaria por parte de Donald Trump en Estados Unidos y la imparable y veloz expansión de los fabricantes de automóviles chinos.

El primer gran reto, y quizás el más inminente, es de naturaleza geopolítica y económica. El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos con una política proteccionista proyecta una sombra de incertidumbre sobre la estrategia de producción global de Stellantis.

Trump y sus constantes aranceles significativos, posiblemente del 10% a todas las importaciones y hasta del 60% o más a los productos chinos, incluyendo vehículos ensamblados en México.

Para Stellantis, cuya estrategia de nearshoring depende vitalmente de sus plantas en México para abastecer al lucrativo mercado norteamericano con modelos clave como las camionetas RAM, esta amenaza es existencial. Un arancel de esa magnitud podría evaporar los márgenes de beneficio, forzando a la compañía a tomar decisiones drásticas: o absorber los costos y sacrificar rentabilidad, o traspasarlos al consumidor y arriesgarse a una pérdida masiva de cuota de mercado frente a competidores con mayor producción local como General Motors o Ford.

La gestión de Filosa requerirá una habilidad diplomática excepcional, un cabildeo intenso en Washington y, sobre todo, una agilidad en la cadena de suministro para poder pivotar la producción si el peor escenario se materializa.

El segundo desafío es una ola tecnológica y comercial que amenaza con reconfigurar el mapa automotriz mundial. La rápida expansión de los fabricantes chinos, liderados por gigantes como BYD, Geely y Chery, ya no es un fenómeno lejano. Estas empresas han demostrado una capacidad asombrosa para desarrollar vehículos eléctricos (EVs) de menor precio, estéticamente más atractivos, tecnológicamente avanzados y de calidad creciente a una velocidad que los fabricantes occidentales luchan por igualar. Ya están ganando terreno en Europa y, crucialmente, en Sudamérica, el mercado que Filosa conoce tan bien.

El desafío no es solo de precio, sino de propuesta de valor. Los coches chinos están llegando con baterías más eficientes, software más intuitivo y diseños atractivos. Filosa deberá acelerar la transición de Stellantis hacia la electrificación, asegurando que sus plataformas STLA (Small, Medium, Large, Frame) no solo lleguen al mercado a tiempo, sino que sean competitivas en costo y tecnología.

Deberá definir claramente el posicionamiento de cada una de sus 14 marcas en esta nueva era para evitar la canibalización y ofrecer una diferenciación clara frente a la ofensiva china.

Consciente de la magnitud de estos retos, una de las primeras y más reveladoras decisiones de Antonio Filosa fue anunciar la conformación de su equipo de dirección, una mezcla de continuidad y renovación estratégica diseñada para la batalla.

En un movimiento clave para la estabilidad financiera, nombró a Doug Ostermann como director financiero. Para liderar la lucha en dos frentes cruciales —el competitivo mercado sudamericano y la vital división de vehículos comerciales— designó a Emanuele Cappellano como director general para Sudamérica y responsable de Stellantis Pro-One.

La reestructuración continúa con incorporaciones estratégicas: para dirigir Planificación de Producto se incorpora Davide Mele, y para liderar el área de Rest of World nombró a Philippe de Rovira.

La cadena de suministro, un pilar bajo la amenaza arancelaria recibe un nuevo enfoque con la creación de un puesto para Scott Thiele como ‘head of Supply Chain’, agrupando actividades que antes estaban dispersas. Finalmente, en un área crítica por los costos de los componentes, Mónica Genovese fue nombrada como jefa de Compras.

Al mismo tiempo, Filosa apuesta por la experiencia en áreas clave. Jean-Philippe Imparato continúa como director de Europa y Marcas Europeas, y Ned Curic sigue al frente de Desarrollo de productos y tecnología, esencial para la carrera EV. La continuidad en la producción está garantizada con Arnaud Deboeuf al frente de Manufacturing, y Xavier Chéreau como director de Recursos Humanos y Sostenibilidad.

Esta reconfiguración directiva es la primera declaración de intenciones de Filosa. Muestra que entiende que la guerra se librará en múltiples frentes: el financiero, el logístico, el regional y el tecnológico. Su éxito dependerá de la capacidad de este equipo para ejecutar una estrategia defensiva y ofensiva simultáneamente: fortalecer la cadena de suministro contra shocks políticos y, al mismo tiempo, innovar y competir agresivamente contra los nuevos actores del mercado.

El mandato de Antonio Filosa no será de simple gestión, sino de transformación en medio de la tormenta. Su liderazgo definirá si Stellantis emerge como un gigante resiliente y adaptado al nuevo orden mundial o si cede terreno en la era más disruptiva de la historia del automóvil.

Stellantis bajo fuego. Antonio Filosa asume su cargo de CEO de Stellantis este lunes, con Trump y China como sus grandes retos

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