El impacto que tiene el asfalto a la atmosfera es brutal, se estima que cada tonelada de asfalto producido emite alrededor de 27 kg de CO2 en la atmósfera, lo que en un año asciende a 1.45 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono al año. Por si esto fuera poco, el asfalto eleva la temperatura de las ciudades en 5 y 7 grados, funciona como una especie de sartén.

Por el contrario, las calles de plástico requieren de menos tiempo para ser armadas (semanas en vez de meses), son virtualmente libres de mantenimiento, eliminan el problema de los baches, pueden soportar temperaturas extremas hasta los 80 ºC y finalmente son más ligeros y prácticos –pueden moverse de un lado a otro sin mayor dificultad.

Además, de acuerdo con Gregor Robertson alcalde de Vancouver, “pavimentar” con plástico, “le dan salida a los más de cinco billones de restos plásticos que hoy flotan en nuestros océanos”

En este sentido, la compañía VolkerWessels (empresa dedicada a la construcción de calles y avenidas de plástico) asegura que estas calles tienen una durabilidad en promedio 3 veces mayor, además los paneles son huecos, lo que permite instalar cañerías, cableado y otros, dentro de ellas.

Vancouver tiene el objetivo en el 2020 ser en una de las ciudades más verdes del mundo. Para ello, el alcalde detalló que además del “pavimento” de plástico, Vancouver funcionará el 100 por ciento con energía renovable.

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