En 2017, Jim Farley CEO de Ford levantó la mano con un anuncio que sacudió a los puristas: el legendario Ford Mustang tendría una versión híbrida. Para ello, la marca invertiría 700 millones de dólares en su planta de Flat Rock, Michigan, con la promesa de lanzar un Mustang V8 híbrido en 2020.

Cinco años después, la historia tomó un rumbo inesperado. Mientras el mundo esperaba un Mustang electrificado con motor de combustión asistido por baterías, lo que Ford presentó fue algo distinto: el Mustang Mach-E, un SUV eléctrico que, contra todo pronóstico, se convirtió en un éxito rotundo de ventas, incluso superando al modelo coupé tradicional en algunos mercados.

Sin embargo, el capítulo del Mustang híbrido no está cerrado. Según reveló el portal especializado Ford Authority, fuentes internas de la marca aseguran que el proyecto sigue vivo bajo el código S650E, y que ya entró en fase de pruebas en Estados Unidos. De confirmarse, su llegada al mercado podría darse en un par de años.

La incógnita: ¿qué tipo de híbrido será?

La gran duda está en la forma de esa hibridación. Existen varias posibilidades sobre la mesa:

  • Un microhíbrido basado en el motor 2.3 EcoBoost de cuatro cilindros.
  • Un híbrido convencional o enchufable tomando como base el icónico V8 de 5.0 litros.

Esta última opción tendría más sentido, sobre todo porque, de acuerdo con un informe de Associated Press, en 2024 un 67% de los compradores de Mustang eligieron el V8 como corazón de su deportivo. Además, el propio Farley insistió en que Ford hará lo posible por mantener ese motor “vivo a toda costa”.

El riesgo de electrificar un ícono

El Mustang no es un coche cualquiera: es un símbolo cultural de Estados Unidos y una de las joyas de la corona de Ford. Otros fabricantes han intentado electrificar sus deportivos icónicos con resultados dispares —y en muchos casos decepcionantes—, por lo que el movimiento de Ford debe ser quirúrgico.

La marca ya demostró con el Mach-E que no teme romper moldes, pero llevar la electrificación al Mustang coupé es un desafío mayor. Un error en la fórmula podría poner en jaque a uno de los nombres más reconocibles de la industria automotriz mundial.

Lo único claro es que el Mustang híbrido llegará, y lo hará en un contexto donde la electrificación ya no es una apuesta, sino una obligación. La pregunta que queda en el aire es: ¿será un guiño tecnológico que mantenga la esencia del muscle car, o el inicio de una transformación radical que cambie para siempre al deportivo americano por excelencia?

¿Viene un Mustang con mecánica híbrida más cerca de lo que aparenta?

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