China ha dado un paso decisivo en su estrategia de economía circular al implementar un conjunto de nuevos estándares nacionales para el reciclaje y aprovechamiento de baterías de vehículos eléctricos. Gracias a esta nueva regulación, el país alcanzó tasas de recuperación del 99.6 % para materiales clave y del 96.5 % para litio, de acuerdo con datos de IT-Home.
Un marco regulatorio más robusto
La Administración General de Supervisión del Mercado y el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT) aprobaron cinco nuevas normas que elevan a 22 el número total de estándares que regulan todo el ciclo de vida de las baterías: desde la gestión de residuos hasta el desmontaje y la detección de energía residual.
Entre las normas más destacadas están la “Especificación de desmontaje y reciclaje de baterías de potencia para vehículos” y la “Norma de detección de energía restante en baterías de vehículos”, ambas ya ampliamente adoptadas por la industria.
Varias empresas piloto reportaron tasas de recuperación superiores al 99 % para metales estratégicos como níquel, cobalto y manganeso, marcando un nuevo hito global en eficiencia de reciclaje. Este avance refuerza la sostenibilidad de la cadena de valor de la electromovilidad, optimizando recursos y reduciendo el impacto ambiental.
Coordinación técnica y liderazgo global
El MIIT y la Administración de Supervisión crearon un comité técnico nacional que reúne a proveedores de materias primas, fabricantes y recicladores, con el objetivo de homologar estándares para automoción, aplicaciones marinas y sistemas de almacenamiento energético.

En paralelo, China lidera la estandarización internacional: su propuesta “Directrices generales para la descarga profunda en reciclaje de baterías” fue aprobada como proyecto de norma IEC. Además, casi 40 expertos chinos participan en comités internacionales que definen las reglas globales para el reciclaje de baterías.
Seguridad como eje central
El MIIT también fortalece la seguridad en el manejo de baterías con estándares obligatorios, como la “Especificación técnica de seguridad para baterías de iones de litio en bicicletas eléctricas”, y prohíbe el uso de baterías retiradas en aplicaciones no certificadas, evitando riesgos ambientales y de seguridad.
Un modelo replicable para el mundo
Este conjunto de políticas convierte a China en líder mundial en la economía circular aplicada a la electromovilidad. Al establecer un sistema integral de reciclaje y trazabilidad, el país muestra que la revolución eléctrica no solo debe reducir emisiones, sino también garantizar un ciclo de vida sostenible de sus componentes.
Para otras economías, especialmente aquellas que buscan impulsar el vehículo eléctrico sin sacrificar sostenibilidad, este modelo es replicable y podría acelerar la adopción de prácticas verdes a escala global.
En palabras simples: China no solo fabrica autos eléctricos a gran escala, también está creando las reglas para que su reciclaje sea eficiente, rentable y seguro.