Nissan cerró un capítulo fundamental en su historia automotriz al concluir, después de 18 años ininterrumpidos, la producción del GT-R R35. El ensamblaje del último vehículo destinado al mercado doméstico japonés marca el final de un ciclo que comenzó en 2007 y que convirtió al R35 en un referente mundial de la ingeniería y la cultura automotriz.
En total, se fabricaron y vendieron alrededor de 48,000 unidades a lo largo de casi dos décadas. La última pieza, una edición Premium T-Spec con el emblemático acabado Morado Medianoche (Midnight Purple), fue asignada a un cliente japonés, cerrando con broche de oro la trayectoria de un modelo que desafió a superdeportivos europeos y americanos con un precio más accesible y una tecnología revolucionaria.
Un motor forjado a mano por maestros Takumi
Uno de los elementos que definieron la esencia del GT-R R35 fue su motor VR38DETT, un V6 biturbo ensamblado completamente a mano, quienes aplicaron precisión quirúrgica y pasión en cada propulsor construido en la planta de Yokohama.
Cada motor lleva consigo una firma: una placa con el nombre del Takumi que lo ensambló. Ese detalle convirtió al R35 en algo más que un automóvil; lo elevó a la categoría de obra artesanal dentro de un sector dominado por la producción masiva.
La revolución tecnológica del “Godzilla”
Apodado “Godzilla” por la prensa australiana en los años noventa y heredero de la saga Skyline GT-R, el R35 rompió esquemas desde su lanzamiento. Su sistema de tracción integral ATTESA E-TS, la transmisión de doble embrague de seis velocidades y su capacidad para ajustar electrónicamente suspensión, diferencial y estabilidad, lo colocaron como un depredador en pista y carretera.
Con un diseño musculoso, sin concesiones a la discreción, el GT-R se convirtió en un icono de videojuegos, cine y cultura popular, siendo inmortalizado en sagas como Gran Turismo y Rápidos y Furiosos.
¿Por qué Nissan concluyó su producción?
El final del R35 responde a varios factores. Primero, el peso de las regulaciones ambientales y de ruido en mercados clave como Europa y Estados Unidos, que hacían cada vez más costoso adaptar un motor veterano a normas modernas. Segundo, el giro global hacia la electrificación, un camino en el que Nissan está apostando fuerte con proyectos como el Ariya y tecnologías e-POWER.
Tercero, un ciclo de vida agotado: mantener al día un superdeportivo con casi dos décadas en la misma plataforma era un reto casi imposible. Finalmente, la necesidad de preparar el terreno para un sucesor híbrido o eléctrico que mantenga la esencia del GT-R, pero adaptado a los tiempos que corren.
El cierre de un ciclo, el inicio de otro
Con el fin del R35, Nissan no entierra la leyenda del GT-R, sino que prepara el terreno para el futuro. El último R35 no es simplemente un coche más en la línea de producción: es el símbolo de un legado que comenzó en los años sesenta con el primer Skyline GT-R y que hoy entra en pausa. Un mito que, a pesar de su despedida, seguirá rugiendo en la memoria colectiva de los apasionados por la velocidad.