México es una potencia automotriz. Somos el séptimo productor de vehículos a nivel mundial y uno de los mayores exportadores del planeta. De nuestras fábricas salen millones de autos cada año. Pero aquí viene la paradoja: la mayoría de esos autos no se queda en casa.

Hechos aquí, vendidos allá

Más del 80% de los vehículos producidos en México son exportados, principalmente a Estados Unidos, Canadá y países de Europa. Marcas como General Motors, Ford, Volkswagen, Nissan, Toyota, KIA y Mazda tienen plantas en estados como Guanajuato, Aguascalientes, Puebla o Nuevo León. Sin embargo, los modelos que fabrican rara vez están pensados para el mercado mexicano. El enfoque es claro: México es un taller global para otros.

¿Qué compramos los mexicanos?

El mercado mexicano tiene su propia lógica. Aunque hay modelos hechos en México que sí tienen buena aceptación local —como el Nissan Versa, el KIA K3 o el Chevrolet Aveo— una buena parte del parque vehicular que se vende aquí es importado.

Cada vez más, los pisos de venta están llenos de modelos que vienen de:

  • China: marcas como MG, Chirey, JAC o BYD
  • Brasil y Argentina: Renault Kwid, Peugeot 2008, FIAT Pulse
  • India y Corea del Sur: modelos de Suzuki y Hyundai

A eso se suman marcas japonesas o estadounidenses con unidades traídas desde fuera.

 ¿Nos importa dónde se hacen los autos?

La respuesta corta es: no mucho. Para el consumidor promedio mexicano, lo que más pesa al momento de elegir un auto es el precio, diseño, tecnología, consumo de combustible y financiamiento. Muy pocos preguntan si el coche se armó en Aguascalientes o en Chongqing.

Eso sí, hay un segmento más informado que prefiere modelos hechos en México, bajo el argumento de que son:

  • Más fáciles de reparar
  • Tienen mejor disponibilidad de refacciones
  • Cuentan con mejor soporte técnico
  • Pero este grupo es minoría.

 El contraste que pocos notan

Mientras México exporta vehículos altamente tecnológicos, de marcas como Audi, BMW o Toyota, muchos mexicanos siguen comprando autos más económicos importados, algunos con menos equipamiento o estándares distintos de seguridad. Irónicamente, a veces lo que fabricamos es más avanzado que lo que compramos.

La industria automotriz mexicana es un orgullo nacional, pero la desconexión entre lo que producimos y lo que consumimos es real. No es una crítica, es una realidad de mercado. México produce para el mundo, pero consume sin mirar la etiqueta de origen.

Si alguna vez te preguntas si estás apoyando a la industria nacional al comprar un auto, la respuesta más honesta es: depende del modelo, no de la marca.

¿Consumimos vehículos hechos en México?

COMPARTIR