La chica desconocida

Hay decisiones que cambian el rumbo de nuestra vida o la de los demás. No somos conscientes de la magnitud de los hechos, pero en ocasiones suelen ser tan trascendentales que derivan en tragedia, como la muerte. La nueva cinta de los hermanos Dardenne nos plantea esta situación.

Este fin de semana llegó a las salas cinematográficas La Chica Desconocida, el proyecto más reciente de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, quienes fieles a su estilo, nos presentan una historia realista y un tanto dolorosa. El eje central lo lleva Jenny Davin (Adèle Haenel), joven doctora quien una noche, después de haber cerrado su consultorio, se niega a abrir la puerta a una mujer que toca el timbre. El consultorio se encuentra cerrado, ya no es hora de atender pacientes. Lamentablemente este hecho deriva en una tragedia para quien llamó a la puerta, una chica africana a quien asesinan y abandonan a lado de un río.

Tras enterarse de estos acontecimientos, la médico entra en una crisis de culpa por no haber atendido la puerta la noche anterior. Poco a poco se obsesiona por el caso y se enreda en una complicada situación de querer descubrir el asesinato y, sobre todo, conocer el nombre de la mujer para avisarle a su familia y no quede en el completo olvido.

El metraje avanza de forma lenta pero no resulta tedioso, muy al estilo de los hermanos Dardenne. Sin embargo, hay ciertas inconsistencias en el guión y lo hace endeble. Sobre todo en cómo la protagonista comienza una investigación para resolver los hechos sin la ayuda de las autoridades. Sí, mantiene cierto contacto con ellas, pero resulta ilógico que sin tener experiencia en investigaciones y cómo se deben realizar éstas, vaya desenmarañando un asesinato.

En un principio el relato hace que el espectador centre toda su atención en la historia, pero conforme avanza se hace predecible e incipiente. El problema planteado deja varios huecos y la resolución de éste se ve forzada, decretando un final al que se llegó solo para concluir la película. Navega entre el suspenso y el thriller pero sin caer con fuerza en ellos, y tal vez ese motivo la lleva a ser una cinta mediana, contrario a lo que nos tienen acostumbrados estos realizadores con trabajos como El Niño (2005) El Silencio de Lorna (2008) o El Niño de la Bicicleta (2011).

Los puntos a favor los encontramos en la actuación de la francesa Adèle Haenel, quien maneja un personaje con matices que van de lo enérgico a la vulnerabilidad. Pero también en la temática social; plantea problemas retrógradas que existen hoy en día como la xenofobia, la migración, la prostitución, las drogas y la trata de personas.

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