La forma en que vivió la vida Nikola Tesla y los inventos que dejó al mundo lo marcaron como un adelantado a su época. Tomaron su apellido para darle nombre a una compañía que también ha demostrado ser una empresa que no está dispuesta a seguir a nadie, que quiere marcar el paso del vals, y lo están logrando.

Si pensamos en Tesla y los modelos que de ella emanan, pensaremos en autos eléctricos y por supuesto que esta afirmación es correcta, sin embargo, al probar el Model X pudimos corroborar que el manejar un auto que funciona sin combustible pasa a un segundo plano.

Probar lo nuevo siempre es causa de desconfianza, podemos afirmar que es parte de la naturaleza humana, tener miedo al cambio y hablar de vehículos que no dependen de combustibles fósiles para su operación es algo reciente para la industria automotriz, al menos, comercialmente hablando.

Model X nos fue entregado en la agencia de Los Ángeles, California para una prueba de manejo que duraría algunas horas, imposible alargarla más debido a que la demanda de este vehículo sobrepasa las expectativas de propios y ajenos.

No pasó ni un segundo y Model  X nos sorprendió

con el simple hecho de sostener el sensor en nuestras manos, el vehículo abrió la puerta del conductor dando la bienvenida e invitándonos a abordarlo. Para cerrar las puertas y ponerla en operación basta con pisar el freno.

A partir de aquí, Model X estaba listo para emprender el viaje siempre impulsado por dos motores eléctricos, uno colocado delante del habitáculo y el otro detrás (que mueven respectivamente las ruedas delanteras y traseras).

Estos motores toman la electricidad de una batería de iones de litio de 90 kWh de capacidad, que ocupa toda la superficie que hay entre las ruedas por debajo del habitáculo. La batería, además de proveer de energía, sirve también como elemento estructural del vehículo para incrementar su resistencia a impactos laterales.

Hay dos versiones, que se diferencian por su potencia y autonomía: 90D y P90D. En el Tesla Model X 90D los dos motores eléctricos tienen la misma potencia, 263 hp cada uno, y la autonomía es de hasta 414 km. En el Model X P90D el motor delantero produce 263 hp y el trasero 510 hp, mientras que la autonomía es 402 km.

Al tener un vehículo con esta tecnología, nueva también para nosotros, decidimos no dejar nada al azar por lo que utilizamos la enorme pantalla de 17 pulgadas de alta definición —por mucho la más grande y nítida de la industria— y marcar la ruta con una tecnología que nos recordó mucho a Waze o Google Maps que se modifican en tiempo real dependiendo del tránsito, brindando siempre la ruta más óptima lo cual es posible debido a que Modelo X de Tesla viene conectado permanentemente a internet.

Para llevar a cabo esta ruta decidimos hacerlo en dos locaciones, la primera a las faldas de los molinos de viento que generan energía eólica que están ubicados en San Gorgonio a 170 km del punto en donde comenzamos. De forma automática el navegador de Tesla le indicará los centros de carga de batería que se encontrará por su camino y qué nivel de batería tendrá al pasar por cada uno de ellos, con esto podrá decir si continúa o bien, espera al siguiente centro de carga.

La siguiente locación sería en el desierto de Palm Springs, que según el GPS está a 210 km adelante, por lo que decidimos cargar nuestras baterías en un centro de abastecimiento Tesla, en Cabazon.

El proceso de carga de batería no requiere de conocimiento previo, prácticamente es conectar y esperar el tiempo que indique la pantalla, en nuestro caso era 32 minutos, tiempo que aprovechamos para comer.

Ya en carretera el manejo del Model X es espectacular, es mucho más que un auto eléctrico, lo único que lo delata es la aceleración de 0 a 100 en 3.6 segundos, al menos eso nos dijeron, no lo corroboramos con reloj en mano. Controlar un vehículo con este nivel de empuje requiere de toda la atención, ambas manos, y por supuesto, un lugar seguro donde hacerlo; el otro detalle que lo delata es que no produce sonido del motor.

Se puede activar la función de piloto automático que, a través de sensores distribuidos a través de todo el auto, Model X es capaz de cumplir cabalmente el límite de velocidad de 65 millas por hora (104.6 km/h), llevar una distancia segura con respecto al vehículo de enfrente, aplicar el freno cuando sea necesario, gestionar con una gran habilidad las curvas y si un vehículo invade nuestro carril, disminuye y frena, dependiendo de la situación.

Evidentemente la función de piloto automático no significa poder tomar una siesta como ya pasó en caso muy sonado, en donde el conductor se quedó dormido, siempre es necesario ir alerta al volante. Esta función es ideal para los momentos de tránsito más intenso, que es cuando menos se disfruta de manejar.

Para los distintos tipos de caminos, Model X puede ajustar la altura con respecto al piso con cuatro niveles gracias a electroimanes que modifican la suspensión por lo que también podría usarse un poco para la “aventura” sin ser un todoterreno, pero abre aún más la puerta al dinamismo de Tesla.

Uno de los elementos que más llamó la atención durante su presentación y que afortunadamente sobrevivió a los conceptos de preproducción, son las puertas traseras Falcon Wings. Se abren hacia arriba, como las famosas alas de gaviota del Mercedes-Benz SLS AMG.

Esta apertura, lejos de lo que podría parecer, es muy práctica, ya que la puerta “se divide en dos”, este mecanismo permite que el movimiento de apertura se adapte en función del espacio que hay a cada lado y por encima del auto (con sensores que miden la distancia). Gracias a ello, es posible abrir las puertas y acceder al vehículo cuando el espacio lateral es pequeño.

Model X se puede pedir con un interior con seis o siete plazas, en configuración 2-3-2 o 2-2-2, respectivamente. La tercera fila de asientos es abatible.

En toda esta modernidad y nuevas formas que propone Tesla con Model X, podemos destacar dos elementos como el parabrisas, que, según Tesla, es el más grande montado actualmente en un vehículo de producción, y el filtro de aire, que tiene una superficie 10 veces superior a lo normal.

No sólo es más grande, sino que el material filtrante reduce cuantiosamente la entrada de las diversas partículas del ambiente al interior del vehículo. Además, Tesla afirma que Model X puede utilizarse como un medio para protegerse de armas biológicas, ya que es capaz de crear un sistema de ventilación de presión positiva dentro del habitáculo.

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