Son tiempos de cambio y las diferencias entre los accionistas de Stellantis y Carlos Tavares acerca de la electrificación nunca llegaron a buen puerto por lo que el directivo tuvo que despedirse del puesto de CEO.

Desde ese entonces a la fecha, las fuentes oficiales, no han podido o querido revelar el nombre del sucesor, sin embargo, diferentes medios -serios- europeos concuerdan que el relevo de este importante puesto será Antonio Filosa, quien actualmente ejerce como director de operaciones de la compañía en Estados Unidos.

Carlos Tavares, arquitecto de la fusión entre PSA y Fiat Chrysler Automobiles (FCA), cimentó una reputación de “cirujano” corporativo, capaz de optimizar costos, generar sinergias y entregar resultados financieros sobresalientes.

Su partida dejó un vacío de liderazgo que requerirá un perfil con una combinación única de visión estratégica, disciplina operativa y conocimiento profundo de los múltiples mercados y marcas de Stellantis.

En este contexto, la figura de Antonio Filosa emerge con argumentos sólidos. Su trayectoria dentro del grupo, especialmente su paso por Fiat Chrysler Automobiles, le otorga un conocimiento íntimo de una de las dos “patas” que conforman Stellantis.

la figura de Antonio Filosa emerge con argumentos sólidos. Su trayectoria dentro del grupo, especialmente su paso por Fiat Chrysler Automobiles, le otorga un conocimiento íntimo de una de las dos “patas” que conforman Stellantis.

Su labor más reciente como COO en Norteamérica es particularmente relevante. Esta región es, con diferencia, la más rentable para Stellantis, impulsada en gran medida por las marcas Jeep y Ram. Haber gestionado con éxito las operaciones en un mercado tan competitivo y crucial, especialmente durante la transición hacia la electrificación y lidiando con las complejidades de la cadena de suministro post-pandemia, son credenciales de peso.

La gestión de Filosa en Sudamérica, donde previamente lideró las operaciones de FCA con notable éxito, también suma a su favor. Demostró capacidad para navegar entornos económicos volátiles y consolidar el liderazgo de mercado para Fiat y Jeep en países como Brasil y Argentina. Esta experiencia internacional, combinada con su actual rol en el corazón neurálgico de las ganancias del grupo, sugiere una versatilidad y una comprensión global de las dinámicas del negocio automotor.

Considerar a Filosa como sucesor tendría varias ventajas desde la perspectiva de Stellantis. Primero, representaría una cierta continuidad. Siendo un ejecutivo “de la casa”, ya está imbuido de la cultura de eficiencia y resultados que Tavares inculcó.

Además, no requeriría un largo periodo de adaptación a las complejidades internas del grupo. Segundo, su enfoque operativo es bien conocido. En una industria que enfrenta inversiones masivas en electrificación y software, mantener una disciplina de costos férrea y una ejecución impecable –sellos distintivos de Tavares– será vital, y Filosa parece encarnar estas cualidades.

No obstante, la transición no estaría exenta de desafíos. Reemplazar a una figura del calibre de Tavares es una tarea hercúlea. Tavares no solo es un gestor excepcional, sino también un estratega con una visión clara sobre el futuro de la movilidad y una habilidad consumada para comunicar esa visión a inversores, empleados y el público. Filosa, aunque operativamente solvente, necesitaría demostrar que posee esa misma amplitud estratégica y carisma para liderar un coloso con 14 marcas y presencia global en una era de transformación sin precedentes.

Además, la herencia de Tavares incluye el ambicioso plan “Dare Forward 2030”, que traza la hoja de ruta hacia la electrificación total en Europa y un 50% en Estados Unidos para finales de la década, junto con objetivos financieros audaces.

El sucesor deberá no solo mantener el rumbo, sino también adaptarlo a un panorama tecnológico y geopolítico en constante cambio. La gestión de la compleja relación con los sindicatos, especialmente en Europa y Norteamérica, y la navegación por las distintas regulaciones ambientales a nivel global, serán también pruebas cruciales.

La decisión final recaerá en la capacidad percibida del candidato para equilibrar la excelencia operativa con la visión estratégica necesaria para guiar a Stellantis a través de la revolución eléctrica y digital, manteniendo la rentabilidad y cohesión del diverso portafolio de marcas. Por ahora, la especulación sirve para subrayar la importancia crítica de la planificación de la sucesión en una de las empresas más influyentes del mundo.

¿Stellantis ya tiene el sustituto de Carlos Tavares, aunque todavía no quiere decirlo?

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